Entrevista de Patricia Cepeda (*) a Benjamin Bernal: 

http://jamboproject.com/2016/05/07/entrevista-a-benjamin-bernal/

* Licenciada en Arte Dramático, FFYL, UNAM

 

Uno de los aspectos poco explorados en torno al teatro mexicano ha sido el estudio de la crítica teatral; salvo contadas excepciones, ha recibido poca atención el ejercicio del análisis de la puesta en escena. Atendiendo a este vacío, el crítico teatral y presidente de la Agrupación de Periodistas Teatrales, recientemente realizó un trabajo de investigación en el cual aborda la historia de la crítica teatral en nuestro país a través de sus formas y sus principales exponentes; asimismo este ensayo pretende trazar rutas para futuros críticos por medio de herramientas prácticas teniendo como objetivo la profesionalización del oficio. A propósito de la publicación La crítica teatral en México. Pasado, presente y futuro,Jambo Project realizó una entrevista con el periodista cultural.

 

Benjamín Bernal desde temprana edad estuvo vinculado al mundo del teatro, formando parte de compañías estudiantiles y más tarde encontrando en el teatro profesional el aprendizaje necesario para conocer el arte dramático en su honda dimensión.

 

Mi formación como crítico teatral fue práctica. Haciendo un recuento, hace muchos años empecé a escribir, dirigir y actuar. Recuerdo que una de las primeras obras que dirigí fue Romeo y Julieta. Desde los 15 años, en la preparatoria Miguel E. Schulz, fui parte del grupo de teatro, me divertía mucho escribir, dirigir, conocer todos los procesos alrededor del teatro. Montábamos escenografía, luces, etc; aprendí lo que era estar en escena, montar luces, cargar escenografía, es decir, conocí también la parte técnica del teatro. De ahí me dediqué a dirigir de manera profesional. Años más tarde, conocí a Lucilia de Pallares, del periódico Novedades (hace más de 30 años), ella me invitó a escribir de teatro en ese periódico. Desde entonces he escrito para distintos medios: Excelsior, Diario la razón, Diario imagen… actualmente escribo en El sol de México. Sin duda, todo el conocimiento práctico del teatro que tuve a lo largo de mi vida me fue muy útil para aprender a analizar el fenómeno de la puesta en escena.

 

En el libro La crítica teatral en México. Pasado, presente y futuro el periodista cultural hace un recuento histórico de la crítica teatral en el país. La importancia de esta investigación radica en que el lector puede conocer el proceso de transformación del periodismo teatral que va desde la colonia hasta la actualidad.

 

 El periodismo teatral comienza casi simultáneamente con la llegada del teatro en el país. Hablamos de la época de la colonia cuando vienen compañías españolas, francesas, italianas a presentar óperas y zarzuelas; los periodicos registran memoria de esto pero no tenían un espacio específico para estas notas. En las páginas podíamos encontrar una mención a un espectáculo teatral en el mismo espacio que un comercial de un medicamento, de una funeraria, etc. Lo que se escribía en esta época daba cuenta, sobre todo, de los personajes políticos y sociales de la época que acudían a ver una obra, era un registro mixto entre nota de sociales, política y cultura.

 

Para 1940 es cuando se separa la sección de espectáculos y de cultura, después nacen los suplementos de cultura donde encontramos personajes como Xavier Villaurrutia, Maruxa Vilalta, Salvador Novo y Luis G. Basurto, quienes hacen notas con lenguaje muy culto sobre el teatro mexicano de la época. En estas notas podemos ver cómo estos escritores criticaban a sus adversarios intelectuales o bien alababan a sus amigos. De 1950 a 1980 se escribe mucha sobre teatro, otros nombres importantes que se pueden mencionar son el de Rafael Solana o Malka Ravel. Sin embargo poco a poco los espacios para la crítica teatral desaparecen por una supuesta falta de lectores. En los últimos años la crítica teatral se practica muy poco. En los grandes periódicos como Reforma, Excelsior, Milenio, hay pocos espacios. De 1980 para acá podemos mencionar a Víctor Hugo Rascón Banda, Olga Harmony, Alegría Martínez, Estela Leñero, Gonzalo Valdés Medellín.

 

En esta época, con la democratización de los medios de comunicación, casi cualquier persona que tenga acceso a una computadora puede expresar su opinión sobre cualquier tema. En el caso específico del teatro encontramos un sinfín de reseñas y críticas, no siempre con el mejor contenido. El crítico apunta que el ejercicio de la crítica teatral debe tener un rigor más académico.

 El sentido de mi trabajo en el libro es hacer de la crítica teatral un ejercicio profesional. El periodista nuevo, con cualquier formación, un buen día decide abrir un sitio web  y empieza a aprender, ¿qué es lo que necesita saber? Para eso es el libro, para que el novel periodista sepa qué lugar ocupa el periodismo en la literatura, que sepa defender el ejercicio periodístico como algo que pueder llegar a ser una creación en si misma, es decir, no tengo que ser un artesano del periodismo, puedo ser un profesional que haga verdaderos ensayos. En la parte periodística es importante saber diferenciar entre crónica, artículo, crítica y ensayo. Si alguna vez quiero hablar de manera superficial sobre una obra entonces hago una nota, una reseña, pero si quiero profundizar y fundamentar mi opinión haré investigación para realizar ensayo. Este libro tiene como intención elevar la calidad del periodismo en todos los ámbitos: radio, televisión (sea abierta o por internet), periódicos, revistas impresas o en línea. Actualmente hay modelos novedosos de crítica que tienen gran impacto, ejemplo de ello son las personas que salen de un obra de teatro y hacen su propio video con una crítica. Cada día surgen más formatos de este tipo y tienen incluso más impacto que la crítica escrita.

Para Bernal algo fundamental en una obra de teatro es que esté conectada con su época. Si los clásicos no tienen una relevancia con los tiempos que corren están condenados a convertirse en una pieza de museo; el teatro debe ser otra cosa, debe estar vivo y los obras de autores canónicos deben tener un constante diálogo con el presente.

 

Si me contextualizan una obra teatral me parecerá más interesante. El rey león, por ejemplo, es una frivolidad muy cara que tiene muchos años de ser película y obra de teatro, poco aporta. Cuando dicen que es un canto a la libertad me pregunto dónde vieron ese dato porque yo no lo registré. Otro tipo de obras de teatro comercial, universitario o del INBA procuran involucrarse más con nuestra época. Una parte de ellas hace crítica de su tiempo. Como ejemplo puedo mencionar la adaptación de Antígona, presentada el año pasado en el teatro Juan Ruíz de Alarcón, en ella se olvidan un poco de Grecia y se acuerdan mucho de México; en algún momento de la obra ponen en la pared del fondo “Nos faltan 43”, con un solo detalle contextualizan el texto. Y si lo escribo en mi nota periodística cuando se lea dentro de 50 años mi critica podrá dar cuenta de la situación de la época, los conflictos sociales, el abuso de poder, etc. Creo que hay dos tipos de periodista teatrales: el comunicador que va a ver obras por diversión o entretenimiento y el que busca obras que provocan reflexión. Esas serían las dos vertientes: quiero nada más entretenerme o quiero compartir ideas con un escritor, con una obra, con una propuesta que me inquiete, que me haga sentir bien o mal respecto al mundo, al país, etc.

 

La labor de un crítico teatral, según Bernal, no debe tomarse a la ligera, requiere del aprendizaje de todos los elementos que componen una puesta en escena: la dramatugia y sus géneros, los atributos histriónicos de los ejecutantes, conceptos estéticos para leer el discurso escenográfico y de iluminación, entre muchos otros. Y es a través de este libro que el periodista cultural pretende acotar el camino para futuros practicantes de la crítica que aspiren a ser verdaderos profesionales.